OBRA NUEVA

5 Capítulos. 2020-2024

PRENSA

Documento informativos TVE1

Universidad de Zaragoza

Ignacio Fortún muestra en esta exposición este tiempo cambiante y siempre mutable que acontece a la sociedad del presente. Propone un viaje en el que el espacio natural representa la relación del hombre consigo mismo y de los hombres como comunidad.

En este espacio de arquitecturas convertidas en simples esqueletos, se desenvuelven los personajes buscando su identidad entre escenografías rescatadas del olvido. Entre ellos la figura del arquitecto que da continuidad al recorrido y actúa como guía, trazando las líneas constructivas de un futuro.

El paisaje es un género fundamental en la obra del artista, tanto en su visión de la periferia urbana como en su tratamiento del paisaje natural.En esta exposición el artista ha querido también recuperar el gusto por los soportes tradicionales, utilizando la tela además del papel como materiales de base para su trabajo.

En el caso de la pintura, su factura final redescubre la intensidad de las calidades, veladuras y efectos atmosféricos en la composición de las obras que guardan relación con el clasicismo. Cada obra de Ignacio Fortún es como un eslabón apuntalado en la memoria visual creado a partir de un tratamiento pictórico que es capaz de trasmitir la atmósfera cambiante de la naturaleza.

Plasmar lo cotidiano de la vida es otra de las facetas sobre las que reflexiona Ignacio Fortún, aportando su mirada personal a la sociedad desde un punto de vista de cotidiana cercanía, sin olvidar su enfoque crítico. Su humanización de la sociedad pone al descubierto la colectiva inconsciencia de la manipulación comercial. El artista se convierte en un observador veraz.

En la obra de Ignacio Fortún el estudio de la luz es fundamental, sobre todo en sus trabajos sobre aluminio o cinc, así como las nuevas investigaciones sobre latón. El artista moldea por medio del bruñido de las superficies metálicas y la condensación de la pincelada de los esmaltes, unos efectos luminosos cambiantes según la disposición de la mirada del espectador en el espacio pictórico.

El artista es un estratega del dibujo. Su impronta manual da consistencia a la descripción narrativa y la dota de protagonismo. Pero al mismo tiempo el color le da la relevancia necesaria. Carmines, amarillos o azules constituyen tonalidades que se distribuyen en una acorde armonía sobre una partitura visual que se vislumbra desde el negro de los trazos que aportan el volumen necesario para su creativa plasmación.

Acercarse a la obra de Ignacio Fortún es contemplar el futuro de la humanidad, su presente despreocupado y la escorrentía de su pasado.

– Desirée Orús